Los perros pueden parecer muy valientes, divertidos y simpáticos, pero a la hora de ir al veterinario todas sus bondades se ven opacadas por lo traumática de la situación debido a la fobia que les crea.
Podemos encontrar en las redes sociales fotos, videos y memes de perros sobre esta temática tomadas a modo humorístico, pero es un tema para tomarlo enserio ya que puede traer un trauma a ellos.
Los síntomas a dicha fobia son ladridos excesivos, temblores, gruñidos, rascan, se pueden quedar inmóviles, pero podemos reducir mucho toda su ansiedad y sus nervios realizando algunas actividades antes de la visita.
Para comenzar es fundamental que el perro desde cachorro haga su visita al veterinario, de esta manera generará un vínculo que a lo largo del tiempo ayudara a verlo como uno más de sus amigos humanos.
Cuando llevemos a nuestro perro a la consulta podemos darle un premio, algo que lo estimule y que sepa que al salir de ahí lo va a tener, puede ser una golosina, ir a su parque favorito o lo que sepamos que lo hará feliz.
Si vamos en auto y solo sube para ir a su veterinario podemos llevarlo de paseo al menos un paseo corto para que no relacione al auto con lo que va a hacer, es importante llevarlo con el cinturón de seguridad para perros y tomar todas las medidas de seguridad necesarias para que su viaje sea seguro.
Cuando su médico lo revisa, lo toca y lo manipula, si un perro no está acostumbrado al contacto físico esto le resultará extraño y por eso es fundamental previamente y a lo largo del tiempo jugar, masajearlo y tener mucha actividad física juntos.
Si nada de esto funciona existe la alternativa de llamar a un veterinario a domicilio, no en caso de una urgencia, pero para controles de rutina o consultas implementarlo hasta lo puede tomar como un amigo que llega de visita al hogar.